Entre
las costumbres tradicionales que existían en La Mata de Curueño y que recogemos,
con la intención de que no desaparezcan en el tiempo, están los toques de campana. El toque manual de campanas español es Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, desde 2022.
En otros tiempos, cuando no había radio,
televisión ni whatsapp, la campana era el medio de comunicación entre los
vecinos y cada toque tenía un significado. Cuando sonaba los vecinos eran
alertados de que algo pasaba o que se les hacía un llamamiento.
En el campanario de nuestra iglesia hay
dos campanas con sonido distinto, que se tocaban de manera diferente
dependiendo de lo que se quería anunciar. Sirva como recuerdo:
Volteo. Consistía en dar vueltas a una campana o a las dos,
de forma manual. Desde hace tiempo ya no se toca así, por deficiencia en el
enganche de las campanas y el peligro de desprendimiento.
Toque "en alto" o repique. Se combina el toque de las dos campanas
al mismo tiempo.
A misa. Es uno de los pocos toques que quedan. Los días
ordinarios se acudía a misa al sonido de 66 campanadas, rápidas y alegres.
Cuando va a comenzar la misa, se da la “seña”, antes doce campanadas en honor
de los doce apóstoles, ahora solo tres campanadas, que anuncia que el sacerdote
está a punto de salir. Los días festivos se iniciaba el toque haciendo sonar
una campana, continuando un alegre repique con las dos campanas.
A procesión. Repique de las dos campanas, a las que
se unen cohetes, instrumentos populares de música y cantos populares, desde que
el Santo sale del templo, efectúa el recorrido de costumbre y regresa al
templo. Se trata de honrar con alegría a San Martín, patrón protector de La
Mata.
Rosario. Se tocaban todos los días 33 campanadas, la edad de
Cristo. En los días festivos se comenzaba con un breve diálogo de bronce
seguido de repiqueteo. Se elegía la hora de vísperas, al atardecer, cuando el
vecindario regresa de sus faenas del campo y los domingos a las tres y media de
la tarde.
Oración. Al amanecer (a maitines o alborada) y hacia las doce
de la noche. Toque normal de una sola campana.
Angelus. Breve toque que preludiaba las doce campanadas de
las doce horas del mediodía. Se hacía un receso en el trabajo para rezar
el Angelus.
A portar el Viático a un enfermo grave: toque lento de una campana mientras el
sacerdote, en procesión, portaba el Santísimo bajo paleo, acompañado de los
monaguillos que portaban el hisopo y el calderín e iban tocando una campanilla
hasta llegar a la casa del moribundo. Como todos los vecinos que acompañaban en
procesión no podían entrar en la habitación, se rezaba en las escaleras y
en el pasillo.
Difuntos o a muerto. Golpe muy lento y cansino, de gran
duración, que iba descendiendo paulatinamente, donde se mezclaban la dos
campanas. Este toque servía para anunciar la muerte de algún vecino y acompañar
durante los entierros. Se velaba el cadáver con la familia durante toda la
noche. Para el funeral se acudia vestidos de negro u oscuro a casa del difunto
y en procesión se llevaba el cadáver hasta la Iglesia, donde se cantaban los
Oficios y la misa. Luego se acompañaba hasta el cementerio y mientras se le
daba tierra se rezaban responsos y la gente echaban monedas de cinco y de diez
céntimos.
A gloria. Volteo de las dos campanas y repique. La venida del
Obispo, un nuevo Papa, alguna inauguración o una noticia buena.
Rogativa. Para la bendición de los campos, en
fiestas como la de san Isidro. El toque duraba mientras duraba la procesión.
Concejo: Nueve campanadas, divididas en grupos de tres y
repetidas a la media hora, convoca a los vecinos, uno de cada casa, normalmente
el cabeza de familia, para tratar algún asunto del pueblo. El concejo tenía
lugar en el pórtico de la iglesia, luego en el Teleclub, también llamado
"casa del Concejo”, en La Mata.
Hacendera. Seis campanadas, de manera lenta, en
grupos de tres, llamaban a un trabajo de utilidad común, al que debía ir
una persona por cada casa y vecino. El toque se repetía a la media hora.
Vecera. Se tocaban tres campanadas
lentas. Avisaba de la
salida del ganado vacuno junto, en vecera, al Soto. Cada día el pastor era un
vecino, según el número de cabezas de ganado que tuviese.
A fuego o a rebato. Un repique nervioso y continuado de las
dos campanas, comunicaba la existencia de fuego en el pueblo, en el monte o de
un peligro eminente.
Nube. Existía la idea de que los toques de campana
evitaban el granizo y se alejaban las tormentas que amenaza las cosechas.
Limpieza de
la iglesia. Se
convocaba a las mujeres a limpiar la iglesia, cuando sonaban unas campanadas a
media tarde o a media mañana, cuando no había previsto ni culto ni nada
especial.
Albricias. Durante la guerra civil se tocaban las
campanas cada vez que se anunciaba una victoria del bando amigo o el repiqueo
avisaba de la presencia de aviación enemiga.
En Semana Santa las campanas enmudecían
desde el Gloria del Jueves Santo hasta el Gloria de la misa de Resurrección.
Durante estos días se tocaban las carracas con un sonido ensordecedor.