Conmemoración 300 años, al menos, de nuestra iglesia
El domingo 24 de agosto celebraremos que nuestra iglesia parroquial de San Martín tiene, al menos, 300 años, según señala la inscripción labrada en 1714.
La iglesia parroquial fue
construida, probablemente, en el entorno de los siglos X-XI como una más de las
levantadas en el período en el que se fundaron o se refundaron los pueblos,
conforme avanzaba la repoblación rural de los territorios ocupados por la
invasión musulmana.
Es bastante probable que el pueblo de La Mata existiera algunos años atrás, ya que el historiador Sánchez Albornoz, en un mapa de su libro La España Cristiana de los siglos VIII al XI, aparecen citadas únicamente en la ribera del río Curueño dos localidades: La Mata y Curueño
Es bastante probable que el pueblo de La Mata existiera algunos años atrás, ya que el historiador Sánchez Albornoz, en un mapa de su libro La España Cristiana de los siglos VIII al XI, aparecen citadas únicamente en la ribera del río Curueño dos localidades: La Mata y Curueño
Por tanto, pudiera ser que el templo actual ocupe el solar de una pequeña
iglesia de estilo visigótico o mozárabe, levantada por pobladores de la época
que no hubiera sido destruida durante el dominio árabe en su avance hacia
Asturias.
Históricamente, los dos caminos que discurrían hacia el norte por las riberas de los ríos Curueño y Porma, continuadores de las calzadas romanas hasta el puerto de Vegarada y el de S. Isidro, respectivamente, facilitaron la fijación o aumento de la población, lo que obligaba a la edificación de casas e iglesias con un estilo propio y sencillo.
Quienes construían estas edificaciones necesarias para la población que se formaba, utilizaron como base y estructura el estilo “románico popular” o “románico rural” de la época medieval, debido a su sencillez y posibilidades, dados los pocos recursos que disponía la población campesina.
El local de culto actual de La Mata y de las localidades próximas, pudieran haber sido construidos como consecuencia del fenómeno de la itinerancia de los maestros de talleres o maestros de la iglesia-cabeza, que acudían a localidades cercanas o vecinas para ser contratados. Ellos mismos seleccionaban como artesanos locales a vecinos que hacían de aprendices y ayudantes, los cuales realizaban la construcción, ya que eran obras sencillas y asequibles, al mismo tiempo que aprendían el oficio.
Parece adecuada esta interpretación dada la circunstancia de que buena parte de los templos y algunas casas que se conservan de las localidades de la ribera pertenecen a este estilo, lo cual se observa cuando comienzan a citarse estos poblados en diversos documentos de la época pertenecientes al reino leonés.
Históricamente, los dos caminos que discurrían hacia el norte por las riberas de los ríos Curueño y Porma, continuadores de las calzadas romanas hasta el puerto de Vegarada y el de S. Isidro, respectivamente, facilitaron la fijación o aumento de la población, lo que obligaba a la edificación de casas e iglesias con un estilo propio y sencillo.
Quienes construían estas edificaciones necesarias para la población que se formaba, utilizaron como base y estructura el estilo “románico popular” o “románico rural” de la época medieval, debido a su sencillez y posibilidades, dados los pocos recursos que disponía la población campesina.
El local de culto actual de La Mata y de las localidades próximas, pudieran haber sido construidos como consecuencia del fenómeno de la itinerancia de los maestros de talleres o maestros de la iglesia-cabeza, que acudían a localidades cercanas o vecinas para ser contratados. Ellos mismos seleccionaban como artesanos locales a vecinos que hacían de aprendices y ayudantes, los cuales realizaban la construcción, ya que eran obras sencillas y asequibles, al mismo tiempo que aprendían el oficio.
Parece adecuada esta interpretación dada la circunstancia de que buena parte de los templos y algunas casas que se conservan de las localidades de la ribera pertenecen a este estilo, lo cual se observa cuando comienzan a citarse estos poblados en diversos documentos de la época pertenecientes al reino leonés.
La iglesia de La Mata sería una pequeña construcción disponiendo de
cabecera plana, con arco triunfal elevado sobre pilastras y la bóveda de
crucería en la capilla mayor o presbiterio. La nave sería de armadura de madera,
la puerta o pórtico hacia el mediodía y la fachada con espadaña al poniente u
oeste. Todas las paredes hechas de piedra de río y mampostería.
La planta del edificio, tal como está en la actualidad, parece que sea de 1714, siglo XVIII, fecha grabada en una piedra de un ventanal que da luz a la zona del altar mayor, con señales epigráficas en dos de los laterales. Casi, con seguridad, que el templo anterior estaba en precarias condiciones, como tantos otros de la comarca, dado que por ese tiempo también se reconstruyeron varios en localidades del entorno.
La planta del edificio, tal como está en la actualidad, parece que sea de 1714, siglo XVIII, fecha grabada en una piedra de un ventanal que da luz a la zona del altar mayor, con señales epigráficas en dos de los laterales. Casi, con seguridad, que el templo anterior estaba en precarias condiciones, como tantos otros de la comarca, dado que por ese tiempo también se reconstruyeron varios en localidades del entorno.
Nuestro templo consta, en la actualidad, de una sola
nave rectangular de 7,60 m de ancho y 18,60 m de largo, con un arco de medio
punto en piedra sobre los fuertes pilares de lisas piedras de sillería que
separan los aproximadamente 38 metros cuadrados del presbiterio al que cubre una
bóveda de crucería, seguramente echa de ladrillo y que está ahora revocada como
todas las paredes interiores.
La zona que corresponde al altar mayor está elevada poco más de un metro de la altura de la nave central de unos los 75 metros cuadrados que es el espacio dedicado a los fieles, siendo el techo raso, sin nada de artesonado peculiar y que solamente debe contener el maderamen propio del tejado.
La construcción, de las dos sacristías adosadas, la vieja al norte y la nueva al sur, posiblemente en épocas distintas, le dan una escasa forma de cruz latina, tradicional en los templos cristianos. Aparece abierta al norte una capilla en arco de medio punto con dovelas y sobre piedras lisas y pequeña bóveda de cañón, la cual tiene una planta de forma cuadrada de unos diez metros de superficie, conocida como capilla de la Virgen del Rosario, donde hasta hace unos años estuvo una imagen de la misma.
En el arco que inicia esta capilla figura una inscripción que dice: “Año de 1719”. Este lugar está ahora dedicado, como museo litúrgico, a guardar el digno depósito de ornamentos y demás enseres antiguos de las celebraciones religiosas.
La zona que corresponde al altar mayor está elevada poco más de un metro de la altura de la nave central de unos los 75 metros cuadrados que es el espacio dedicado a los fieles, siendo el techo raso, sin nada de artesonado peculiar y que solamente debe contener el maderamen propio del tejado.
La construcción, de las dos sacristías adosadas, la vieja al norte y la nueva al sur, posiblemente en épocas distintas, le dan una escasa forma de cruz latina, tradicional en los templos cristianos. Aparece abierta al norte una capilla en arco de medio punto con dovelas y sobre piedras lisas y pequeña bóveda de cañón, la cual tiene una planta de forma cuadrada de unos diez metros de superficie, conocida como capilla de la Virgen del Rosario, donde hasta hace unos años estuvo una imagen de la misma.
En el arco que inicia esta capilla figura una inscripción que dice: “Año de 1719”. Este lugar está ahora dedicado, como museo litúrgico, a guardar el digno depósito de ornamentos y demás enseres antiguos de las celebraciones religiosas.