31 de julio de 2025

Crónica Filandón sobre la escuela de La Mata

Filandón homenaje a la escuela de La Mata de Curueño, que funcionó hasta 1971.

“Hice las oposiciones de magisterio en 1951 y me vi como interina en la escuela de La Mata de Curueño, que quedaba algo lejos del Bierzo de donde yo procedía, para sustituir a un señor, al parecer casi ciego. Me orientaron que tomara el coche de línea hacia Vegas del Condado y creo que nos dejaba en Barrio. Desde allí andando 9 km. hasta La Mata. Al llegar me indicaron la casa de Román y Chon, donde había estado la maestra anterior. Una vez al mes iba a cobrar el sueldo a León andando 9 km. hasta el tren de La Vecilla.

El edifico escolar era lo que llaman la Escuela vieja. Se accedía por una escalera interior de madera con una barandilla para evitar que se cayesen los niños. Hacia un lado estaba la mesa del maestro y en el otro los niños y las niñas, no más de veinticinco. Empezábamos la jornada escolar con la señal de la cruz y rezando un avemaría, para pasar luego lista con el fin de señalar las faltas a clase”.

Así recordaba hace años la maestra del curso 1952-1953, Josefina Courel sus primeros pasos en la enseñanza. Hoy su hijo, Gerardo Álvarez Courel, presidente de la Diputación de León, participó en el filandón intergeneracional homenaje a la escuela de La Mata de Curueño, que se cerró en el año 1971 y leyó el escrito de su madre.  

El acto, al que asistió el alcalde del ayuntamiento de Santa Colomba de Curueño, Basilio Martínez,  comenzó con una visita a la exposición de fotografías y documentación ”Raíces y memoria” en la actual Casa de Cultura, antigua escuela vieja y un filandón en la escuela nueva, actual Casa del Concejo- Teleclub.

La maestra del año 1960 Carmina Zapico Gil presente en el filandón leyó:

“Vivir en La Mata fue un lujo, uno de los mayores de la vida. La vida era tranquila y agradable. Vivía en casa de Eliseo y de Isidora, con los hijos que aún quedaban en el pueblo, me sentí una más de la familia. Tenía plaza en propiedad en La Mata y estuve año y medio, hasta que renuncié a la plaza. Transcurrían los días trabajando, charlando y pasando muy buenos ratos en casa de Angelines, donde solía acudir por las tardes D. Marcos, el párroco, para ver a tía Elisa. Por la noche, jugábamos una partidita a las cartas y después, nos sentábamos al calor de la chapa de la cocina.

Tengo presente aquella escuela, habilitada hoy como Teleclub, y en la que la cocina y una habitación estaban unidas para formar el aula; nuestro patio de recreo era la calle y en invierno se organizaban peleas con bolas de nieve. No faltaba ningún niño a clase, hasta los hermanos Panera que eran los que más lejos vivían y que a veces eran los primeros en llegar. Y como no recordar a los niños que eran doce, aunque oscilaba el número porque se incorporaban el sobrino de D. Marcos y el de Angelines cuando pasaban temporadas en el pueblo”.

La secretaria de la asociación cultural “Los Cantarales, de La Mata de Curueño, organizador del evento leyó un escrito de Ruperto Rodríguez Castro recordando su paso por  la escuela como alumno:

“Mis años en la escuela se desarrollaron en los cincuenta. Se comenzaba a ir con seis años y se permanecía hasta los catorce, aunque algunos, como yo, nos íbamos antes para hacer estudios en otro lugar o les sacaban los padres para comenzar muy pronto la vida de trabajo ayudando en casa o haciendo de motril en otra. Destaco algunas “historias” de mis pocos años en la escuela vieja y en la nueva, ya que me tocó estrenar la habitación que hizo de aula en la Casa del Maestro, que conocemos, ya restaurada, como Teleclub.

Hoy, sin comer. Así nos castigó un día Dª Sebastiana, en 1952, cuando yo tendría unos diez años, sería por no saber la lección. Así que se fueron todos a comer y nosotros a ver la forma de escaparnos. Había en el exterior de una de las ventanas, como dos salientes de madera en forma de estaca y aferrándonos fuerte con las manos, saltamos como unos tres metros. Luego, a comer corriendo y volver a estar dentro, para cuando volviera la maestra. Alguien que no recuerdo bien (quizás Gaspar) acercó una escalera por la cual subimos. Cuando llegó Dª Sebastiana nos perdonó y nos dejó “ir a comer”. Por supuesto que nos fuimos, no a comer, claro, sino para hacer tiempo y volver antes de iniciar la clase de la tarde”.

Se cerró el filandón con la donación por parte de los sobrinos de la maestra del año 1962, doña Emérita León, hermana del luchador Felipe León, de un cuadro pintado por ella y una foto de los asistentes en el exterior de la escuela.


Raquel Santiago, secretaria de la asociación, Basilio Martínez, alcalde del ayuntamiento de Santa Colomba de Curueño, Gerardo Álvarez Courel, presidente de la diputación de León y Juan Díez, presidente de la asociación Los Cantarales.
Público asistente al filandón, entre ellos Carmina Zapico, antigua maestra de La Mata
Foto a la salida del acto, delante de la escuela - Teleclub
Visita a la exposición "Raíces y memoria"
Lectura de escritos sobre la escuela de La Mata

Cuadro pintado por la maestra Emérita León, hermana del luchador Felipe León, donado por las sobrinos a la asociación Los Cantarales










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