Simbolos de La Mata
En el número 128 de la revista trimestral "La Mata de Curueño, un pueblo que nos une", Miguel Fuertes González escribe sobre los símbolos y patrimonio de La Mata:
Durante todos estos años, nuestro Boletín ha
dedicado diversas páginas, en diferentes ocasiones, a facilitar el
conocimiento de algunos símbolos y elementos que constituyen la identidad
local y la riqueza patrimonial de la localidad de La Mata de Curueño y su
entorno territorial.
Parece oportuno ofrecer, conjuntamente, un
inventario de todas esas propiedades que, de alguna que otra manera, nos
pertenecen como vecindad y que, a lo largo de los siglos y, particularmente
en los últimos años, forman la heredad de los vecinos que debe ser valorada
y protegida.
En los próximos números de nuestra revista se
ofrecerá, con un breve comentario y alguna fotografía, en su caso, una
visión particularizada del amplio y variado legado de esas “alhajas” del
pueblo, como llamaban a alguna de las riquezas del común de la vecindad.
A continuación, expresamos la relación de los
distintivos que, como símbolos, ennoblecen al pueblo, así como los
bienes de diferente carácter que constituyen un patrimonio privilegiado.
SÍMBOLOS
Los símbolos que dan personalidad a La Mata de Curueño
son los siguientes:
El Pendón, detentado desde tiempo inmemorial y
que representa al Concejo del pueblo.
La Bandera y el Escudo, promovidos por
Fernando Sierra Álvarez durante la década de los años ochenta del siglo
pasado, que recogen colores y distintivos de la situación toponímica y
característica de la localidad.
Los Himnos en honor del Pueblo y del patrono
parroquial S. Martín de Tours, compuestos por el citado Fernando, publicados
en nuestro Boletín, el primero en el número 13 de abril de 1982 y el
segundo en el número 43 del verano de 1990.
PATRIMONIO
El patrimonio que señala la riqueza del pueblo en los
aspectos Cultural, Histórico, Artístico, Natural y de Bienes catastrales es:
Los valores con un carácter cultural están formados
por:
La Celebración Festiva por parte de vecinos y
forasteros, conocida como “la Velada del Corral de las Sopejas” que inicia,
de forma oficial y peculiar, las Fiestas de Agosto en honor de S. Martín.
El Corro de Lucha Leonesa, los Aluches, que el
pueblo organiza desde hace más de setenta años y que contribuye de forma
admirable al mantenimiento de esta actividad autóctona.
El Juego de Bolos, del tipo leonés, que reunía a los
vecinos los domingos y festivos por la tarde y que se mantiene ahora durante
el verano.
El Grupo de Baile “Los Cantarales”, organizado ya en
el verano de 1977 con el fin de amenizar las fiestas del pueblo, mantener
viva la tradición del traje regional y favorecer que niños, adolescentes y
jóvenes conozcan y participen en alguno de los bailes regionales.
La elaboración desde 1979 del Boletín “La Mata de
Curueño, un pueblo que nos une”, aprobada su publicación en la reunión de la
Comisión de Fiestas del verano de 1978, fundado por Fernando Sierra Álvarez
y Plácido Fernández García.
Pueden tener la importante condición de patrimonio
histórico:
La Casa de Cultura, preparada recientemente en el
edificio de la Escuela antigua para disponer, entre otros, de una Emisora de
radio -Radio Curueño, FM 106.9-, un Museo etnográfico con objetos,
utensilios y fotografías, una Biblioteca.
El edificio es, al mismo tiempo, el domicilio social
de la Asociación que edita el Boletín ya citado.
Dos o tres Casas de las más antiguas, cuyas paredes
muestran aún su peculariedad y que acogieron a familias de mayor raigambre
en el pueblo.
El Teleclub o Casa del Concejo, sobre la que fue Casa
del maestro y Escuela nueva, dispuesta como sede y almacén de la Junta
Vecinal, sala de reunión de la vecindad y lugar de celebración de talleres
culturales, .
Los Hornos de barro, dentro o fuera de una cocina
propia, para hacer el pan y otros productos, los cuales aún permanecen como
recuerdos de la laboriosidad familiar.
Las ruinas de El Castillo o atalaya que la tradición
oral coloca en una loma próxima a la localidad sobre el río Curueño.
Los restos de un Torreón en medio del pueblo
utilizado, probablemente, para la vigilancia de los campos y que forma ahora
parte de una vivienda familiar.
El Cantón o Cruz de las Secadas compuesto por una
piedra de gran tamaño con cruz tallada que fue mojón indicativo de
separación de términos locaes..
El Potro de hierro para el servicio común de herrar
el ganado y el Cargadero, ya derruido, para facilitar su traslado.
La Caseta, en la carretera, como reducida
edificación para cobijarse en las esperas del “coche de línea” y lugar,
después, de encuentros de adolescentes y jóvenes.
Alejada del pueblo, La Fábrica de Luz, muestra de un
loable esfuerzo industrial a principios del siglo pasado y que hoy es
vivienda de una numerosa familia oriunda del pueblo.
Allá, en el límite territorial, La Ermita de S.
Tirso. S. Blas y S. Nicolás, hijuela perpetua de la parroquia de La Mata de
Curueño, recientemente restaurada y abierta al culto.
Las ruinas de La Ermita de Sta. Elena, apenas ya
visibles, al inicio del valle de Roseco.
El patrimonio Artístico que dispone el pueblo se
encuentra, desde hace más doce años, en un Museo litúrgico que ocupa una de
las capillas del templo parroquial, en el cual se guardan objetos,
ornamentos y vestimentas utilizados actual y antiguamente en el culto
religioso.
El Edificio de la iglesia parroquial, datado de
1714, tiene como tesoros las tallas de un Crucifijo y otra de S. Martín, la
Cruz parroquial y los respectivos Faroles procesionales, un policromado
mueble Confesionario y la diminuta reliquia del patrón San Martín de Tours.
La Naturaleza privilegiada del Valle del Curueño
constituye en La Mata el patrimonio siguiente:
El tramo del Río Curueño que le corresponde
conociéndose sus zonas como Soto, Entrerríos, Sotín y Sotillo.
La Ribera del entorno dividida en las demarcaciones
anterior y posterior al casco urbano y conocidas como el Vago y la Vega,
despensas fértiles para las familias y ahora prados de hierba para el ganado
o choperas para madera.
El Monte formado a un lado y otro del río y la
ribera denominados, respectivamente, como Monte de Perales y sus agregados y
Monte de Las Solanas o Monte Gómez.
Los cuatro Manantiales de las tres fuentes de las
plazas que proporcionan la riqueza del agua llamados El Cubilón, La Llamosa,
Moncabrón y el Mayoralgo.
Las Truchas que fueron hasta hace unos años el
habitual pescado fresco de la mayoría de las familias y de invitados.
Los Plantíos de chopos que sustituyen a las
siembras de antes y que son riqueza para el futuro.
Las Viñas en la ladera soleada, ahora abandonadas,
depositarias entonces del vigor y la alegría de vecinos y de sus invitados.
Los Pozos de Baño conocidos como La Olla, El Pozo de
los Curas y El Pozo de los Asturianos, donde generaciones han disfrutado en
sus horas de ocio.
El antiguo Camino de León que, a través del monte,
llevaba a personas y a carros hacia la capital para la venta de sus
productos cosechados y la compra de otros para la vida cotidiana.
Se consideran, asimismo, como Bienes de la Entidad
Local los referidos al Servicio Público como son:
Las cuatro Traídas de Agua de captación de La
Llamosa, del Mayoralgo, de Moncabrón y del Cubilón;
Las Obras de cemento de acequias y pontonas del
casco urbano:
Las dos fincas urbanas que son la Casa-escuela y la
Casa-vivienda del maestro (Teleclub).
Como Bienes Propios:
El Puente llamado de Los Escabales y un Solar en el
lugar conocido como El Campo.
Como Bienes Comunales:
Las nueve Fincas rústicas denominadas del Monte de Perales y sus agregados,
el Terreno mancomunado con Sta. Colomba de Curueño, el Monte Las Solanas
(Monte Gómez), los pastizales de El Soto, Los Valsales, El Sotillo y el
Cascajal de Entre los Ríos y las cuatro Masas Comunales,
resultado de la concentración de fincas, de El Soto, La Parra, La Pradera y
Valdefuentes.
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