24 de agosto de 2025

Charla "Bosques, incendios y patrimonio natural del Curueño"

 

El sábado 23 de agosto el matense Hugo Robles Díez, profesor de la Universidad de Oviedo, impartió en el Teleclub la charla "Bosques, incendios y patrimonio natural del Curueño", muy oportuna al hilo de los incendios que estaban asolando la provincia de León.






Este verano los incendios volvieron a hacer acto de presencia en La Mata y, quizás como nunca antes, en el noroeste peninsular. Los incendios han sido históricamente provocados por nosotros, los humanos, bien de manera intencionada, bien por “descuidos” negligentes. Sólo una pequeña proporción se debe a causas naturales, aunque este año los rayos tuvieron consecuencias nefastas en una superficie mayor de la habitual. En este escenario, el tsunami de (des)información de los medios oficiales ofrece la receta mágica de supuestos expertos, muchos de ellos paradójicamente beneficiarios de explotar el monte: hay que “limpiar el monte” con actividades de “gestión”.

Se obvia que los incendiarios tienen dos patas y se criminaliza a la vegetación, como si fuera capaz de prender por sí misma. Se obvia también que los bosques maduros llenos de “maleza”, con sus condiciones microclimáticas, fueron los únicos que evitaron la propagación del fuego en Picos de Europa este verano. Se obvia que los “malignos” matorrales son precursores de estos bosques, que junto con el sotobosque mantienen condiciones de retención de suelo y humedad esenciales, y que albergan multitud de organismos controladores de plagas. Se obvia que la eliminación de vegetación natural y de sus servicios gratuitos nos cuesta dinero a todos. 

Por supuesto, ni hablar de incrementar la vigilancia ambiental con el fin de reducir las prácticas humanas de riesgo e incrementar la detección temprana de incendios cuando aún son conatos manejables por los servicios de extinción. Mientras tanto, ya casi no quedan bosques naturales bien conservados en La Mata, que han sido destruidos desde tiempo inmemorial, buena parte de ellos transformados en plantaciones de pinos de bajo valor ecológico.

Frente al incalculable valor monetario y de los servicios en salud pública y ambientales que los bosques naturales nos proveen a todos, no nos olvidemos de que los costes de la degradación ambiental que supone la eliminación de la vegetación natural y su sustitución por cultivos arbolados los pagamos todos. ¿De verdad merece la pena ceder los derechos de explotación de nuestros montes y arruinar nuestro patrimonio natural por dinero a corto plazo?          Hugo

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