6 de septiembre de 2018

Fiestas 2018 - Corro de lucha leonesa

Rubén Cerezal, de Corcos, se metió ayer en su primera final en senior después de ganar a Javi Oblanca y a Manolín el de Lillo en la semifinal (en la foto). | SAÚL ARÉN
 Fulgencio Fernández escribía en La Nueva Crónica una brillante reseña del corro de aluches celebrado en La Mata de Curueño y organizado por la Junta Vecinal:

Corro de la Mata de Curueño: 'Dos paisanos, dos piernas, con un par' 

Primera final para Rubén Cerezal, con su padre en la grada, y victorias para los habituales: Víctor, Moisés, Tomasuco y Cristian
La lucha nutre su historia grande de historias pequeñas. Y no siempre las escriben los grandes campeones, que también. 
Ocurrió en La Mata de Curueño, en ligeros. En la grada estaba un recordado luchador de Corcos, Daniel Cerezal, que acudía a un corro por primera vez en la temporada para ver a su hijo luchar, el jovencísimo Rubén Cerezal.

Y eso es mucho para el chaval. Muy unido a su padre, un paisano sin suerte con la salud pues aquel luchador que los aficionados no olvidan pues la fortaleza de sus piernas le permitía sacar unas medianas hasta los cables —que le valieron el apodo de ‘El Rey de la Mediana’— aguantó que le amputaran primero una pierna, después la otra, también perdió un riñón... pero no los ánimos y las ganas de vivir. Estaba en la grada —«es la primera vez que vengo este año», decía— y le dio ánimos a Rubén, que se metió en su primera final, después de avisar que iba en serio mandando con el billete de vuelta a Javi Oblanca y a Manolín el de Lillo después. 

«Tú sin miedo», le decía su padre recordando cómo era él, pero en la final estaba Víctor o Victoria Llamazares y no es cuestión de miedo, sino de afrontar la realidad, que no es otra que está intratable y con la meta de acabar invicto entre ceja y ceja. No pudo hacer nada en la final el bueno de Rubén Cerezal.

- ¿Y qué dirá la abuela Asunción? (madre de 17 hijos en Corcos).
- Que no me manque, como siempre.

Al margen del intratable Víctor Llamazares sigue en su momento dulce el imprevisible Halconero de Arcahueja. Ayer en la espera de esa noticia de «perro mata a camión» (es decir, que caiga Víctor) puso la incertidumbre cuando se le adelantó con una cadrilada de alta escuela... aunque después El Hombre Tranquilo de Valderrueda puso orden en muy pocos segundos para acabar sumando su corro 16 en esta Liga.
Una vez resuelto el enigma de si Víctor sigue siendo Victoria los comentarios iban hacia esa persecución contra reloj de película que vive pesados, con Liquete de líder y Cristian apretando las tuercas de lo lindo.

Pesados tenía ayer su otra pequeña historia, Jesús Quiñones. Se lesionó en Riaño, no luchó en Villavente, le dieron cita para el lunes en el médico... pero ayer apareció, con esa sonrisa y esa pachorra tan suyas. 

- ¿No estabas lesionado?
- Sí, pero como me dieron cita para el lunes si me rompo pues que me lo miren ya todo.

No se rompió pero sí se notó su presencia. El bombo le emparejó en la previa con el líder, Liquete, y a éste ya no le gustó nada. Se agarraron, se temían, y el combate se acercaba a los últimos segundos. Al líder se le veía muy nervioso, a Jesús no le pone nervioso ni estar en medio de la vía y el tren pitando... por eso Omar hizo un intento a la desesperada y ahí Jesús es un maestro. El líder quedó desecho en el suelo, sabía que el tropiezo era grave. Jesús le levantó y le abrazó. 

Cristian avanzaba hacia la final impresionando. Primero derrotó a Goyo, después a Guiller con un sobaquillo que firmaría el mismísimo Clemente... Y en la final, Jesús El Nuevo Quiñones.

Todo era posible. Y más cuando Jesús vuelve a ser de acero, le espera y un intento de cadrilada de Cristian lo contrarresta con un tranque que le permite adelantarse con una entera. Pero el nieto de Hilarino el de Grandoso está impresionante y se rehace pronto con un garabito y una cadrilada... y un corro. Otro más. Y ya está a trece puntos. 

Y así es como pesados dejará de ser la categoría en la que se van los aficionados, pues además siempre sube algún luchador que le da nuevos alicientes, en la Sobarriba fue Pedro Alvarado y en la Mata fue Guille el de Valdeón, que se pasaba por poco pero no estaba con muchas ganas de correr.
Decíamos en corros anteriores que medios y semipesados tenían un «seguro de vida» para los aficionados, dos combates que siempre «pagan el tiro», los de Moisés y Rubo en medios y el Tomasuco-Rodri La Perla en semipesados. La lesión de Rodri en Villavente hizo temer por la pervivencia de ‘la dupla’ y cuando ayer no apareció el de Cistierna se confirmó la mala noticia que temíamos. «Algo de fibras», decían, a falta del diagnóstico definitivo de La Perla. 

Pero sí pudimos ver un vibrante Moisés-Rubo. Se intuía. El de Valdorria llegaba a la final después de haber dejado sobre la hierba un muestrario de mañas ante Mario, Samuel: tranque, mediana, cadrilada... Moisés caminaba con la solvencia de una Roca ante José Luis y Javi Alvarado(ojo a estos dos chavales, muy jóvenes aún). Faltaba el choque de trenes. Y llegó. Y no defraudó. Se adelantó dos veces Rubo, con mucho poder: «Hoy tiene un día de esos que se recuerdan», ya se auguraba cuando el que tuvo un día de esos suyos fue Moisés, que le cazó con dos enteras y los puñetazos que Rubo daba contra el suelo después de la caída definitiva dejaba claro que también él creía que era uno de esos días...
En semipesados se frustró el combate con Rodri y le emoción ante Tomasuco la puso su hermano Albertuco primero, al que el público agradeció su raza y su batalla: «¡Cómo tiene que ser!», decían en la grada el hermano mayor de la saga Uco: David, el recordado Davizuco.

En la final le esperaba Sansón Cabero. Muchos aficionados quieren ver ganar al de Valdearcos un corro ya ¿Será hoy? No lo fue. Tomasuco tampoco quiere bromas y sumar puntos para otra Liga que ya casi toca con las manos.

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