23 de agosto de 2025
19 de agosto de 2025
In memoriam. Joaquin
16 de agosto de 2025
Ruta 3. Distintas formas de observar el agua. De La Mata a Sta. Colomba
Rutas saludables. Sábado 16 de agosto. Distintas formas de observar el agua. De La Mata a Sta. Colomba. Dos horitas, ocho kilómetros, ida por Roseco y regreso por Fambuena y Escabales. Rio Curueño, presas de las Fuentes, la Vega, los Escabales y la Molinera, con restos de los molinos de Motorines y Benino, fuente del Cubilón, depuradora, sala de bombeo, etc.
11 de agosto de 2025
Domingo 10 de agosto, a las 22 h. comenzamos a preparar la queimada en el corralito del Teleclub e hicimos el "conxuro" mágico para ahuyentar a los malos espíritus y purificar a quienes lo beben. Después vimos algo de la lluvia de estrellas en la Rodera (había luna llena) y se explicaron distintas aplicaciones de móvil para conocer el cielo (estrellas, satélites, estaciones espaciales, aviones, etc). Buena noche.
10 de agosto de 2025
El domingo 10 de agosto fue la presentación
del libro histórico "Los últimos hijos de Bodo" de David Henales
Fernández, con abuelos de La Mata y de Santa Colomba.
Año 27 a.C., Octavio Augusto desembarca en Tarraco con la finalidad de preparar la conquista de los territorios de cántabros y astures, los únicos que aún no han sido sometidos en Hispania. En el frente astur, el Caesar envía a su legado de la Lusitania, Publio Carisio, que se pone al frente de tres legiones para tal cometido. La guerra no será fácil, los clanes astures realizan una alianza como nunca antes frente al enemigo común. Esta es la historia de aquellas intensas y dramáticas guerras. De la resistencia del gran asentamiento astur de Lancia. De personajes variopintos, como el gran caudillo luggón Gausón. Pero, sobre todo; es la historia de Curuenno, un montañés perteneciente a una hermandad de guerreros denominada «Los Hijos de Bodo», y Polma, una hermosa joven astur. Con el tiempo, su historia acabaría convirtiéndose en leyenda.
Proyecto Frontera Cantábrica
El
sábado 9 de agosto celebramos una jornada de puertas abiertas en el centro
logístico de Roseco-La Mata de Curueño para conocer el proyecto científico ‘Frontera
cantábrica’ liderado el matense Darío Fidalgo, paleobiólogo del Museo Nacional
de Ciencias Naturales y que es la primera campaña de recuperación de restos de
fauna del Cuaternario que desarrolla en ocho cuevas de la provincia de León. El
objetivo principal es la recuperación, estudio y conservación de restos óseos,
tanto paleontológicos como arqueológicos, que permitan reconstruir la historia
natural y humana del territorio en los últimos 30.000 años.
Los
primeros resultados ya apuntan a que el patrimonio paleontológico que guardan
las cuevas de León es mucho más rico de lo que se creía. “En cuanto hemos empezado a trabajar, han
aparecido numerosos restos de fauna, y el patrimonio conocido de la provincia
se ha multiplicado en muy poco tiempo”, afirmó Fidalgo, que recordó cómo los
investigadores ya han documentado restos de al menos 29 osos, 15 más
localizados, cabras montesas cantábricas extintas a finales del siglo XIX,
rebecos, caballos, grandes bóvidos, roedores, aves y restos de ganado
doméstico.
Algunos
ejemplares, continuó, podrían tener más de 30.000 años, mientras que otros son
tan recientes como 600 años o menos, lo que permitirá estudiar la evolución de
las comunidades animales y el impacto humano en los ecosistemas hasta la
actualidad.
La
campaña de agosto tendrá una duración de dos semanas e incluirá el trabajo de
campo en ocho cuevas seleccionadas, aunque algunas requerirán varios días de
intervención debido a su complejidad. A lo largo del otoño se analizará el
material recuperado, y en función de los resultados, se solicitarán nuevos
permisos para continuar avanzando en este proyecto.
Uno
de los primeros resultados científicos ya ha sido publicado en una prestigiosa
revista especializada, con datos de la cueva de Llamazares, donde se ha
documentado una reducción del tamaño corporal en especies como osos, rebecos y
caballos a lo largo de los últimos 10.000 años. Como ejemplo, un oso actual de
la Cordillera Cantábrica en un macho adulto grande pesa unos 180 kilos,
mientras que los principios del Holoceno -hace unos 9.000 años- podrían
alcanzar los 350 kilos.
"Femiano es el topo más topo de los topos que en España hubo"
Julio Llamazares, buen conocedor de la historia del maquis y los topos, aseguró que, más allá de los diez años que Eufemiano estuvo enterrado, las condiciones en las que los pasó le convierten en el «topo más topo» de los que España tuvo

“Tengo para mí que Eufemiano, El Topo de La Mata de Curueño, es el topo más topo de cuantos topos en España hubo. Soy consciente de que hay otros que estuvieron mucho más tiempo, como Cortés Quero, el alcalde de Mijas, que estuvo treinta años, y otros que aparecen en el libro de Torbado y Leguineche; pero yo me refiero a las condiciones en las que estuvo Femiano, diez años, en un nicho de 80 centímetros por dos metros, que ni se podía dar vuelta... Es hoy buen día para imaginarlo, con este calor, enterrado bajo un tablero tapado con excrementos de oveja...”.
Con estas palabras inició el escritor Julio Llamazares su intervención en el homenaje que el viernes le rindió su pueblo a Eufemiano Díez, el llamado topo de La Mata de Curueño, que permaneció diez años enterrado en vida en un nicho excavado en la corte de las ovejas; muy cerca de la cual se colocó una placa de homenaje y reconocimiento a Eufemiano, al que todos en el pueblo llaman Femiano. En el descubrimiento de la placa recordó Llamazares la justicia y la necesidad de estos actos, “y más ahora que parece que el olvido se apodera de todo, que no hubo dictadura, que aquí no ha pasado nada... mientras había gente como Femiano que enterró en vida diez años de su juventud”.
Y el tercero de los actos de la tarde de homenaje era un filandón con la presencia del ya citado Julio Llamazares; nuestro compañero en La Nueva Crónica, Fulgencio Fernández, y Simón Rodríguez Castro, de 90 años, antiguo alcalde de Sabero, vecino de Eufemiano y su familia. “Yo era un niño y veía cosas, pero no sabía que Femiano estaba allí enterrado en vida; creo que mi padre tampoco lo sabía aunque, seguramente, mi madre sí, que no dijo ni una palabra, por supuesto. Cuando salió a la luz aquello corría de boca en boca”.
Recordó Llamazares, para ilustrar cómo eran aquellos tiempos, que mucha gente fue a verle llegar a la estación y algunos comentaban: “Pero si no es rojo... es blanco”.
Al repasar la biografía de Eufemiano Díez, especialmente aquellos diez años de topo, surgieron curiosidades que hablan de la injusticia del silencio, impuesto primero e inaceptable después. “Eufemiano era muy joven, tenía poco más de veinte años, cuando estalló la guerra y le preguntó a su padre, Ramiro, qué hacer: ‘En estos casos lo apropiado es estar con el Gobierno’, le dijo... y así fue como Eufemiano empezó su calvario; que siguió con un episodio un poco rocambolesco cuando llegó a Cármenes y fue apresado por aquellos a los que se iba a sumar porque llevaba una medalla de la Virgen del Camino que le había dado su madre para ‘protegerle’. Allí fue encarcelado con el cura de Villamanín, aunque le sacaron pues necesitaban efectivos en el frente”.
Pasó un largo periplo, pasó a Asturias, regresó a La Mata... y al nicho. Diez años. Llamazares recordó una frase de una entrevista que le hizo para una de sus novelas y que dice mucho de las penurias vividas bajo tierra por ‘el topo’.
- Femiano, ¿cómo se pueden aguantar diez años enterrado?
- Porque no sabía que iban a ser 10 años, si lo sé no me meto.
Y habló Llamazares de uno de los mil detalles que podían ilustrar aquellos años en un nicho bajo tierra. «Uno de los casi cuatro mil días que estuvo uno de los vecinos regó el huerto y el agua se filtró hasta su nicho, que iba subiendo el nivel como subía el evidente peligro de ahogarse. Entonces Femiano sacó del instinto de supervivencia las fuerzas que no tenía y empujar el tablero que le tapaba...».
El acto de la tarde del viernes en su pueblo, la colocación de una placa en su recuerdo, fue entendido por un emocionado Juan Díez, su sobrino, otros miembros de la familia y muchos vecinos como un paso necesario frente al olvido de una historia, incluso mayor que en otros casos similares. Eufemiano, por ejemplo, pese a la dureza de su testimonio, no aparece recogido en el famoso libro de Manu Leguineche y Jesús Torbado, leonés este último, pues no sabían de su existencia, no conocían su tremenda peripecia vital. Llamazares añadió otra ‘anécdota’ sobre el silencio: «Con el material de aquella entrevista hice un reportaje para Diario 16, después de uno sobre Gorete que había tenido cierta repercusión, pero el de Femiano acabó en un cajón del encargado del suplemento».
Curiosamente ese manto de silencio tuvo otro episodio más local: «Otro reportaje sobre su vida ya estaba escrito para la revista Los Argüellos Leoneses... y desapareció la revista sin que viera la luz la historia de El topo de La Mata».
En la última parte del filandón se abordó otra vertiente del silencio «no roto», el de las mujeres, en el caso de Eufemiano el de Alberta, que muchos silencios escondía en sus recuerdos. Y se habló del importante papel de otras mujeres que tuvieron familiares en el monte, escondidos en casa, presos…
Pero el viernes el protagonista era Eufemiano Díez, el grano de arena que en su pueblo se ponía para acabar con el injusto silencio histórico que le rodeó. A la asistencia numerosa de vecinos de La Mata y otros pueblos, la emoción de los familiares que, al fin, pudieron disfrutar de la otra cara de la memoria les puso voz Juan Díez con un texto que cerraba la tarde en la que «el topo salió a la luz».

















