24 de diciembre de 2022
22 de diciembre de 2022
El Belén de Cerezales
Un año más el Belén de Cerezales del Condado, uno de los más emblemáticos de nuestra provincia, acude a su cita. En 1980 se puso por vez primera en la iglesia, con apenas unas cuantas figuras. Y desde entonces no ha cesado de crecer, pasando por diferentes ubicaciones hasta que, en 2005, se instaló definitivamente en el edificio en que se encuentra, cedido por la Junta vecinal y reformado gracias a Antonino y Cinia.
El belén de Cerezales ocupa 86 metros cuadrados y además del portal presenta abundante tecnología con numerosas figuras articuladas, cascadas, un teatro romano, luces, sonidos, oscurece, amanece, canta el gallo, ... Es una visita casi obligada que se puede complementar con la exposición y actividades de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia.
Deseos de la Junta Vecinal
Feliz fototrampeo
Vive la Magia en Sta. Colomba y en Ambasaguas













19 de diciembre de 2022
Felices fiestas
18 de diciembre de 2022
Servicio social de podología en el municipio
Gracias padre Manuel
29 de noviembre de 2022
Menú degustación de setas en Las Colineras
El restaurante Las Colineras de La Mata de Curueño celebra a partir del sábado 3 de diciembre las XX jornad.as micológicas con un menú degustación. ¡Buen provecho!
Renovación del alcantarillado en La Mata
Dentro del Plan provincial de cooperación se está ejecutando la obra de renovación del alcantarillado en el Barrio Arriba de La Mata de Curueño.
12 de noviembre de 2022
Magosto de san Martín 2022
Celebración de San Martín 2022 en La Mata
3 de noviembre de 2022
San Martín 2022 en La Mata
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22 de octubre de 2022
Obituario. Felipe Muñiz
Felipe, hace unos años, con su familia en La Mata. DEP
Su padre, Malaquías, era de Pardesivil y su madre, Emilia, de La Mata. Con dos años emigra a Méjico con sus padres y regresa a los cinco, a causa de las enfermedades de éstos, muriendo poco después su madre. Sigue a su padre por varias localidades dada su condición de guardia civil, aunque pasa días y veranos con sus tíos Honorina y Manuel en La Mata, ayudándoles en las faenas del campo, al mismo tiempo que estudia Comercio en León. En 1949, al cumplir 19 años vuelve a Méjico y pronto inicia su próspero negocio de Galletas Marian, después de comprar una patente de elaboración casera de pastas. Su esfuerzo empresarial y sus dotes para dirigir industrias, las ha compatibilizado con las presidencias del Centro Leonés y del Casino Español, entre otras. El gobierno español le ha distinguido con la Medalla al Mérito Civil y la Cruz de Isabel la Católica. Casado en 1956 con Mª Luisa Trincado, ha vuelto en ocasiones al pueblo. Felipe fue ejemplo del esfuerzo de muchos hijos del pueblo que impulsados por un espíritu emprendedor han marcado un destino, más o menos influyente, pero siempre digno de admiración.
Abordamos a Felipe en el corral de su casa de La Mata, rodeado de su mujer, Luisa, de su hijo Toño y su mujer Mª Tere y las hijas de estos, sus nietas Tamara, Irene y María. Hablamos de muchas cosas, pero han primado en esta conversación algunos de los muchos recuerdos que tiene de los años vividos en nuestro pueblo.
Felipe. ¿Qué impresión te produjo La Mata cuando volviste? Volver al pueblo después de 18 años de haber marchado me produjo una impresión muy honda. Habían muerto muchos: tío Pedro, tío Lucas, Tío Gregorio. De los hermanos de mi madre, habían muerto casi todos los mayores. Vine con esposa y cuatro hijos. Estuvimos casi 100 días recorriendo la Península. Cuando marché conocía los pueblos de alrededor, León y la Virgen del Camino. Yo veía a la Mata con otros ojos. Fui redescubriendo los vagos, las casas, el río. Me calaban más. Antes no lo valoraba tanto. Cuando lo vuelves a recuperar te das cuenta de lo que tenías tan cerca y era tan valioso. Me alegra ver que la gente valora las cosas más que antes. Y disfruta más el pueblo- Todos están más arraigados. La gente que viene a la Mata la siente en el corazón. Para mi este nuevo regreso a España y especialmente a la Mata es emocionante. Descubríamos nuevas fuerzas cada día. Veo a muchos que son descendientes de gente de la Mata. Y los que no eran de aqui se han integrado bien.
¿Como fue tu partida? Salí del pueblo con 19 años el 29 de Julio de 1949; de Madrid a las 10 de la mañana y después de 31 horas de vuelo por Lisboa, Azores, Bermudas llegamos a México a las 12. Y a las 13 ya fui a Misa a San Felipe con los tíos, comí con tío Adolfo, visité a tío Antonio; esto de jueves a domingo. El lunes a trabajar. Diez años trabajando duro, desde muy temprano para despachar las furgonetas que salían a despachar el pan- Tenía 20 años recién cumplidos y dormíamos en la Fábrica. Fueron años de aprendizaje continuo y de gran escuela para mi. Esos diez años con el tío fueron fundamentales para mi. En Enero del 59 monté mi negocio propio. Empecé con pasteles y derivé hacia las galletas. Y en eso seguimos.
Vamos con recuerdos y anécdotas. Recuerda alguna del Monte, de bolos, etc. De bolos una muy interesante. Tendría yo 18 años, Donato, el herrero, me desafió a los bolos. Ya sabes que Donato era muy tirado para adelante. La bolera estaba entonces en la plaza de las Nogales. Yo que no. Que te juego no sé que. Yo no tenía con qué pagar. Tu abuelo salió por mi y dijo :"Yo pago por mi sobrino hasta una cántara de vino". Se fue con la mano lejos y le gano. Pongo yo mano y voy 5 metros mas largo. Total que le gané. No me lo perdonaba. Santos Orejas era mi compañero de fatigas. Desde pequeños. Ibamos a buscar nidos y cuando encontrábamos uno era como si hubiéramos encontrado una moneda de oro. Los catalogábamos. Sabíamos nidos de chorliquitos, de azulera, de verderón, de abubilla, de relinchón. Y a la cotina íbamos para buscar milanos y águilas. Por aquí, por las huertas, jilgueros y canarios. Marcábamos donde estaban. Los de pegarata y grajos en los chopos. Conocíamos el color de los huevos, la costumbre y el modo de comportarse de cada pájaro. Era nuestro entretenimiento. Eso y jugar a los bolos. También con Santos entré en una cueva que está a medio monte en el castillo. Entramos a gatas y encontramos tierra alisada. Santos quería seguir. Pero yo ya no podía más. Con Santos buscando nidos tuve la experiencia de ver morir a la tía Ceferina que estaba pelando patatas en la cocina y la dio un infarto. La vi caer. Santos fue buen amigo y compañero. Era inteligente y brillante y servía para todo. Aquí estuvo en casa y lo que le mandaras. Cuando vine en el 67 le encontré algo cambiado. Quizá la responsabilidad, no sé. Yo lo quería mucho, así que quede esto como mi sencillo homenaje a su persona. Hay gente que pasa desapercibida. Pero otros te dejan huella. Quiero recordar a otro que para mi fue un hombre íntegro, transparente. Fue y es Manolo, el marido de Emilia. Estuvo de criado en mi casa. Para mi hay hombres buenos. Pero hombres buenos tiene otra connotación. Fue responsable, trabajador. No digo que fuera el único, pero para mi lo fue. Y ella también. Emilia estuvo también en la casa. Fue de esas que consideras más como un miembro de la familia que como alguien que te sirve. Me acuerdo mucho de tu abuelo Plácido. Me hizo fumar el primer cigarro de mi vida. Contaba un chiste y se iba riendo hasta la presa y volvía. Un buen hombre que me marcó mucho. Mis recuerdos de La Mata de niño son estupendos.
Y la escuela. ¿dónde fuiste? Mi padre se reincorporó a la Guardia Civil. Yo comencé en Prado de la Guzpeña a ir a la escuela. Vinimos mi madre y yo desde Prado a La Vecilla. Pasamos por el monte el Rabogato. Nos juntamos a Valerio Mi madre murió pocos días después. En La Mata fui con D. Pedro. Estupenda persona. El castigo más grande era poner a cuatro en una silla de pie. Luego con D. Lucio. Los recuerdos no son tan gratos. Nos pegaba mucho. Tampoco nosotros éramos santos. Viví en Boñar un año. Mi padre se casó en segundas nupcias. Me preparé para ir al Seminario porque estaba tu tío Plácido allí. No era lo mío. Fui a los Maristas. Fue una época brillante. Después a la Escuela de Comercio junto a la Catedral. Cinco años. estuve sin oficio ni beneficio hasta que marché para México. En este mes, hace 59 años que yo llegué a México aquel 30 de Julio de 1949.
Aquí dejamos la entrevista para ir a jugar a los bolos. Dos cosas me quedan claro de Felipe. El cariño que guarda a La Mata y a sus gentes y la enorme memoria que posee, con datos y fechas exactas. Gracias.