19 de abril de 2024
12 de abril de 2024
In memoriam. Juan Carlos
Ha fallecido nuestro vecino Juan Carlos González Castro (marido de Esther Alcañiz, de la casa de madera en la carretera), que después de luchar contra una enfermedad durante tiempo, no ha podido superarla. D.E.P. Un abrazo a Esther y a sus hijos David y Raquel.
Carmen Borrega ha escrito en su Facebook unas emotivas palabras:9 de abril de 2024
In memoriam. Francisco (Tito)
Ha fallecido en Calgary (Canadá) Francisco Panera (Tito). Había nacido el 29 de enero de 1937 en La Mata de Curueño, en la vivienda de la plaza de Las Nogales donde su padre tenía la fragua de herrero. Francisco fue el primer varón, segundo hijo, de la familia formada por Donato y Josefa y sus ocho hijos, que luego vivieron en el edificio camino de El Soto, conocido como La Fábrica, pues allí existió una fábrica de luz y ahora vive la familia de su hermano Donato y Mari Carmen.
Niño aventajado en los estudios, completó los años de escuela en Requena (Valencia). De vuelta a La Mata se dedicó unos años a transportar cantarás de leche, que iba recogiendo, primero con un carro con caballos y luego en una furgoneta, hasta el tren de La Vecilla.
Se traslado a Avilés (Asturias) donde trabajó tres años en una empresa de montaje, para emigrar primero a París y luego a Canadá. Trabajó durante tres años en una central nuclear en el Polo Ártico, para acabar recalando en Calgary (Canadá), donde trabajó hasta su jubilación a los 78 años, en una empresa propia, dedicada a la fabricación de maquinaria para la extracción de petróleo a través de arenas bituminosas.
A Francisco le encantaba pasar tiempo con sus familia, incluyendo su esposa, hijas y nietos. Le gustaba la jardinería, ver la lucha libre y jugar a la pelota. Su esposa Marleen Panera, sus hijas Elizabeth Panera-Cheeseman (Stephen Douglas Cheeseman) y Jacqueline Panera (Jeffery Frederick Perrin) lo extrañarán mucho; así como sus cuatro nietos, Kingston Perrin, Colton Cheeseman, Winston Perrin y Christian Cheeseman.
Durante las fiestas de 2017 recibió el homenaje por sus 80 años en La Mata de Curueño, estando representado por su hermano Donato.
Tres matenses alcanzaron en 2017 las 80 primaveras: Cayetana Bayón, representada por su sobrina Maritere; Francisco Panera, representado por su hermano Donato; y Carmina Robles. representada por ella misma
8 de abril de 2024
6 de abril de 2024
Obituario. Manolo
Ha fallecido Manuel Rodríguez Díez, el decano de los vecinos de La Mata de Curueño. El próximo 27 de abril
cumpliría 100 años.
Manolo nació en Pardesivil en 1924 y a los 12 años se instala en La Mata
de Curueño junto a su madre y hermanos.
Se hace más matense al casarse con Emilia Bayón en 1950 y aún más se
enraiza en el solar comunal al comprar y arreglar el Palomar, antiguo torreón
medieval, y la casa de Valerio, que durante tantos años abrieron sus puertas de
par en par para hacerla Corral de las Sopejas en las fiestas anuales del
pueblo.
Su vida de trabajo empezó
temprano como motril de algunas familias
de La Mata, continuó en los años de servicio militar en Valladolid, Jaca y
Candanchú y por muchos años, hasta su jubilación, en los Altos Hornos de
Vizcaya, viviendo entre Sestao y La
Mata. Años, en fin, de buen vecino y trabajador donde ha mostrado su admirable
sentido de responsabilidad y siempre el excelente don de conversador.
Tenía una excelente memoria, recordaba
miles de datos y anécdotas, le gustaba rememorar sus orígenes familiares en Robles de la
Valcueva, era gran aficionado a la lucha leonesa, habitual en muchos corros
junto a sus hijas Camino y María Amor. Jugaba a los bolos hasta hace pocos años,
algún “ahorcado” caía, también alguna “cinca” debido a que le ponían “la mano”
lejos, decía.
Gozó de una excelente salud,
presumía de no ir nunca al médico ni de tomar medicamentos, aunque tenía una
médica en casa. A veces era ingenuo y comentaba:
- Mira fulano, tiene diez años
menos que yo y anda con bastón. ¡Pero si es un chaval!
A veces tiraba de socarronería y
me decía:
-Tú, como mis hijas, no sabéis lo
que es trabajar duro. Estáis acostumbrados a trabajar sentados.
Durante años, siempre que venía a
La Mata iba a ver el huerto que cultivo, por lo que no me podía descuidar en su
mantenimiento. De hecho antes de Semana Santa ya lo tenía arado esperando su
visita, que no se ha producido.
Otras veces era cabezón. El pasado
verano ya me había avisado:
- No merece la pena vivir tantos
años.
Yo le contesté:
- Anda Manolo, no fastidies, que tienes que
invitarnos el próximo año cuando cumplas los 100.