Riaño en la memoria treinta años después
El pantano de Riaño contado y recordado por tres periodistas fue el protagonista de la mesa redonda celebrada el pasado sábado en la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, dentro del ciclo "Distintas formas de mirar el agua", con la participación de Mauricio Peña, Fulgencio Fernández y Ana Gaitero y como actividad paralela de la exposición "Región (Los realatos). Cambio del paisaje y políticas del agua", que se puede visitar en la Fundación Cerezales y también en el Musac.
El embalse de Riaño fue ideado a principios del siglo XX y aplazado durante décadas, se cerró finalmente en 1987, en plena democracia, lo cual permitió visualizar toda la intensidad dramática y la diversidad de las voces, a favor y en contra, que existieron. Cómo se contaron y vivieron los hechos del cierre de Riaño en 1987, cuál fue el papel de la prensa en dichos hechos, qué ocurrió antes y después de Riaño. cuál fue el papel de las mujeres o para qué sirvió aquel pantano y aquella batalla contra él fueron algunas preguntas que estuvieron presentes en la mesa redonda.
El fotoperiodista Mauricio Peña, autor de la imagen que para muchos es el mejor resumen que se puede ofrecer de aquella ‘batalla’ —la que aparece aquí—, proyectó otras muchas imágenes del conflicto que acarreó el cierre de Riaño y la tensión que allí se vivió por mucho que luego se haya querido decir que no ocurrió nada. «Nunca olvido el día que tiramos todos los carnets de prensa para protestar y vino un Land Rover de la guardia civil a toda velocidad, si no nos apartamos nos lleva por delante».
Ana Gaitero recordó cómo en aquellas fechas «seguí de cerca las movilizaciones de la colonia leonesa en Madrid, donde se llegó a celebrar una manifestación con capilotes en el mes de mayo de 1987, precisamente allí conocí a los primeros ecologistas oficiales» .
Fulgencio Fernández, por su parte, abordó dos aspectos. «La única victoria de Riaño, que fue paralizar los proyectos de Omaña y el Torío; así como algo que se olvida con frecuencia, el conflicto humano que provocan los pantanos, incluso aquellos que no se llegan a construir».
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