Obituario. Carmina
Ha fallecido Carmina. Aunque no nació en La Mata de Curueño sino en Grado (Asturias), fue pionera y desde pequeña pasó grandes temporadas en su pueblo, primero con sus abuelos y luego con su esposo Bernardino y sus hijas Gemma y Teresa y nietos, a los que inculcó el amor por La Mata. Quizás una de las personas más elegante, no solo en la vestimenta, sino también en la actitud, en la postura o en la nobleza; siempre con su cámara fotográfica haciendo mil fotos que regalaba generosamente, tenía el mayor archivo de imágenes de La Mata; un ejemplo, esta foto del antiguo puente de Los Escabales.
Paz para Carmina, que llevaba tan en su corazón nuestro pueblo. Sus restos reposarán en el cementerio de La Mata. Nuestro abrazo a sus hijas Gemma y Teresa; yernos Paco y Luís, nietos Fran, Ernesto e Irene, y demás familia. D.E.P.
María del Carmen, nuestra Carmina, nació el 12 de febrero en
Grado, Asturias, en la familia formada por Teresa González, natural de La Mata
de Grado y Conrado Robles, de La Mata de Curueño. Durante su infancia y
juventud estudio en el Colegio del Sagrado Corazón, cercano a su casa, donde
destacó en el deporte y en los juegos escolares. Además ayudó, junto a sus
hermanos Joaquín y Vely, en los negocios familiares.
Carmina ha pasado casi todos los veranos de su vida en La Mata, primero con sus abuelos paternos, y después con su propia familia. Al casarse en 1958 con nuestro admirado y recordado Bernardino Miranda se fue a vivir a Oviedo, donde nacieron sus hijas Gemma y Teresa y sus tres nietos.
Carmina, primera por la derecha, junto a otros homenajeados
Trabajó durante años como educadora
puericultora en la guardería Pinocho. Le encantan los niños y sus nietos Fran,
Ernesto e Irene le acompañaban por los veranos en la casa familiar de la plaza
Las Nogales, donde ha construido un verdadero rincón de vida, con la dedicación
a las plantas de su patio y a las labores de ganchillo y vainica. Desde la
jubilación de Bernardino, el matrimonio ha pasado largas temporada entre
nosotros y, en su viudez, Carmina ha continuado ofreciendo a los vecinos su
agradable compañía, su excelente conversación y la preocupación constante por
la mejoría de todos. Además, por medio de su cámara fotográfica, ha plasmado,
durante años, cantidad de rostros de vecinos y amigos, de paisajes callejeros y
de la ribera, regalándolos generosamente a los protagonistas y al Boletín.
Gracias Carmina.
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