9 de julio de 2019

Cincuenta aniversario del Teleclub de La Mata

 Reunión de juventud el 12 de octubre de 1981. Graci, Toñi, Camino, Mª Amor, Carmen, Juan, Carlos, Tino, Juanjo, Fernando, Juan Carlos, Chema y Mª Jesús
 En 1980 los socios del Teleclub pagaban 200 pesetas al semestre. Se entraba por una puerta que había junto a la actual bolera, había un mostrador para servir las bebidas  y los jóvenes se divertían a su manera.

Comida de San Isidro 2016


Se celebra este año el cincuenta aniversario del Teleclub de La Mata de Curueño, que se festejará el viernes 2  y el  sábado 3 de agosto. Si en estos cincuenta años has conocido el Teleclub de La Mata,  no te puedes perder el fiestón que se está preparando. Es cita de reencuentro obligada. Seguiremos informando.
El libro “La Mata de Curueño. Tomo 2. El ayer del siglo XX” recoge en un capítulo su historia:
“En los años sesenta se crearon en España los teleclub, espacio público y abierto en el mundo rural donde se podía ver lo más moderno del momento, la televisión. Casi todos los pueblos tuvieron su teleclub. En 1969, siendo Juan Fernández presidente de la Junta vecinal, se elaboró una memoria para solicitar al Ministerio de Información y Turismo una televisión para el pueblo. La entregó el ministro Manuel Fraga Iribarne, el 10 de mayo de 1969, en el Parador de San Marcos de León, junto a otros treinta y un pueblos. Fueron a recogerla Lucinio y Antonio, que ya vivía en León. La trajeron a La Mata en el coche de línea. También enviaron libros, entre ellos la colección de Salvat. Así nació el Teleclub, donde los vecinos iban a reunirse, a ver la televisión y a jugar a las cartas. Era como una pequeña casa de cultura y un medio de comunicación social. Estaba donde está ahora, en el local de la escuela nueva.
El  televisor se colocó, en un principio,  en lo que era la cocina de la casa del maestro, aunque pronto se pasó a la habitación donde se daba la clase. Entonces, algunos vecinos se reunían para ver “el parte” de las noticias,  alguna película, corrida de toros o partido de fútbol. En la madrugada del 20 de julio de 1969, cuando el hombre llegó a la luna en el Apolo XI, varias personas de La Mata estuvieron toda la noche, hasta el amanecer, viendo la televisión en el teleclub.
Se organizó una Junta directiva para su buen funcionamiento y facilitar un elemental servicio de bebidas y pinchos; algunos socios  se encargaban a corrida, por semanas, del servicio.
Existe un fichero, iniciado en octubre de 1969 y finalizado en marzo de 1970, donde se registran cuarenta y dos socios con cuotas de dos pesetas los adolescentes, ocho las mujeres, diez los hombres y alguna aportación extraordinaria de cincuenta pesetas.
En otro libro, correspondiente a los años de 1980 y 1981, se encuentran reflejados gastos por la adquisición de mercancía diversa a Tinín y a Severino: tabaco, latas, pipas, patatas fritas, así como vermú, coñac, vinos, tónicas, cerveza, naranja, pepsi y café; también, el pago de facturas de luz, compra de bombonas de gas para la estufa y alguna reparación del mostrador. En esa época, los jóvenes realizaron eventos como la primera comida de la Peña La Caseta o la despedida a Evaristo que se iba a la mili.
A mediados de los años ochenta, al empezar a funcionar el bar restaurante Las Colineras, el Teleclub fue decayendo como tal y pasó a ser centro de reuniones del Concejo,  de alguna partida de brisca, de la celebración de cumpleaños y de las queimadas que preparaba Carlos. Por el invierno se solía encender la cocina como calefacción, para ir a jugar a las cartas.
El edificio fue construido en 1943, como Casa del Maestro. Tenía dos puertas de entrada, con cocina, baño, tres habitaciones, despensa y leñero. La estrenó el maestro D. Lucio Bermejo y su familia, y en 1955 pasó a ser la Escuela nueva, hasta 1970.
A mediados de los años ochenta, con una subvención de 90.000 pesetas del Gobierno Civil, Antonino con ayuda de algunos vecinos en hacendera, realizó una reforma importante. Se tiraron algunos tabiques para ampliar la zona dedicada a Teleclub y se cerró la puerta que daba a la bolera actual, dejando una habitación como dispensario médico y otra como sala de espera y colocando la cocina, el fregadero y el baño, que han durado hasta la última reforma. En la actualidad consta de un amplio local de 60 m2 con un mostrador, el local de la Junta Vecinal de 9  m2, otro para los aseos y el almacén, adosado, de unos 20 m2.

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