Pregón de fiestas 2017
Cantad pregonero, cantad - El nieto del tío Ramiro
Sé
valiente, sube las escaleras del corral de Ruper y Maritere, acércate
a la balaustrada del corredor y comienza un pregón diferente, lleno
de emociones.
Recuerda
que las fiestas patronales dejaron de celebrarse en noviembre, por
San Martín, ya hace más de cien años, en 1890, cuando se
trasladaron a agosto para atender mejor a familiares e invitados que
acudían desde otros pueblos. Y que el párroco D. Matías,
disconforme con el cambio, pidió el traslado a Ruiforco de Torío y
abandonó La Mata.
Que
las fiestas, como hoy las conocemos, se fraguaron en el verano de
1978, con la elección de una comisión, año en que también se
organizó el funcionamiento del teleclub y comenzó nuestro querido
boletín de un pueblo que nos une; cuarenta años hace ya.
Y
que fuiste, en 1984, uno de los primeros presidentes de la comisión
de fiestas y secretario otros dos años, con Sergio de presidente y
en esta su casa guardábamos las cosas de la fiesta y los tablones
del corro, y prometiste que no volverías a meterte en líos y aquí
estás.
Cantad
pregonero, cantad.
Recuerda
que en los primeros años siempre era el pregonero Fernando Sierra e
hizo populares coplillas como ésta, que ahora os invitó a entonar:
Es
fenomenal, es fenomenal, vernos todos juntos otro año en el corral.
Al
faltar Fernando, el pregón recayó en unas pocas personas que se
fueron repitiendo; en los últimos años se está abriendo a otros
matenses y deseamos siga esta línea democrática. El que ha sido
pregonero una vez, no debería serlo más. Todos y todas tenemos algo
que glosar de nuestro pueblín.
Cantad
pregonero, cantad.
Es
fenomenal, es fenomenal, vernos todos juntos otro año en el corral.
Retrocede
y recuerda que La Mata tiene, al menos, mil años de existencia, con
documentos escritos del siglo XI que lo atestiguan y perteneció
hasta el siglo XIX al Concejo del Valle de Curueño, su centro
defensivo fue el castillo de San Salvador de Santa Colomba y el
dominio territorial lo ejercía la Casa y Estado de Toral, primero
casa de los Guzmanes, desde su palacio de Vegas del Condado.
Y
que La Mata se organizaba en concejo abierto de vecinos que se
reunían los domingos, a la salida de misa, a son de campana tañida,
existían una serie de ordenanzas que organizaban la vida del pueblo
y los castigos por incumplirlas se pagaban, la mayoría de las veces,
con cántaras de vino que se bebían en el concejo. ¡Eso eran
castigos!
Cantad
pregonero, cantad.
Es
fenomenal, es fenomenal, vernos todos juntos otro año en el corral.
Recuerda
que durante siglos, nuestros antepasados mediante un intenso trabajo
sacaban lo indispensable para alimentarse, vestirse y disponer de
unos pequeños recursos a la hora de su muerte, para destinarlos, en
parte, a sufragios por su alma. Que ahora hay que pagar muchos
impuestos, pero que entonces ya existían impuestos reales,
eclesiásticos y de señorío, todo un entramado, alguno tan peculiar
como el Nuncio, que pagaban los herederos, a la muerte de un vasallo,
pues dejaba de trabajar para el Señor; cuanto más joven se moría,
más tenían que pagar.
Cantad
pregonero, cantad.
Es
fenomenal, es fenomenal, vernos todos juntos otro año en el corral.
Recuerda
a tu familia, que tantas penurias pasaron durante la dichosa guerra
civil y después de ella; los abuelos, el tío Ramiro y la tía
Delfina, Ramiro fue presidente del pueblo en 1920 y encarcelado en el
campo de concentración de San Marcos en 1937; tío Femiano, diez
años viviendo enterrado en la corte de las ovejas, y papá,
Marcelino, tan niño y tan vilipendiado, se merecen, ochenta años
después, este pequeño reconocimiento.
Cantad
pregonero, cantad.
Es
fenomenal, es fenomenal, vernos todos juntos otro año en el corral.
Recuerda
a aquellos que dicen que no eres de La Mata, que sí, que eres
asturiano, pero asturiano de la Mata; que desde los nueve meses de
edad, todos los veranos de infancia y adolescencia los has pasado
aquí, no de vacaciones, sino trabajando junto a tu hermano Carlos;
primero acompañando a güelito con las vacas al Soto, delante del
carro mientras se cargaba de hierba o de gavillas, con un ramo
espantando las moscas para que no se moviese la pareja de vacas;
volviendo la hierba con un palo o rastreando; más tarde, pisando la
hierba en el carro y en el pajar, dando vueltas en el trillo hasta
que la vaca cagaba, ibas medio dormido, no te daba tiempo a poner la
pala, se manchaba la trilla y te reñían por no estar atento, …
¿No
somos de La Mata? Conocí a Carmen, mi mujer, en La Mata y las
parejas de mis hijos Juan y Víctor, María y Sandra, también son de
La Mata.
Cantad
pregonero, cantad.
Es
fenomenal, es fenomenal, vernos todos juntos otro año en el corral.
Recuerda,
por último, a tu padre Marcelino, que tantos años se perdió esta
velada popular por quedarse en casa durmiendo a sus nietos o a
Víctor, tu hijo, que no ha seguido el consejo de su tío Carlos,
cuando le decía:
-
Guaje, tú cuando trabajes, al firmar el contrato, lo primero que
tienes que pedir es la semana de la fiesta de vacaciones.
Y
no ha hecho caso y no puede estar aquí, está trabajando esta noche.
Y
a aquellos que este año están lejos: Lidia en Australia, Carmen
Tarodo en Irlanda, Esteban en Suiza y algún otro que va volando.
¡VIVA
LA MATA!
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