Eufemiano Díez, el "topo"
El 18 de julio de 2007 el periódico El Mundo - La Crónica de León volvía a hacer referencia a uno de los hijos más famosos de este pueblo de La Mata, Eufemiano Díez, mi querido y recordado tío Femiano, que tantos momentos felices me regaló en los veranos infantiles en la casa familiar de La Mata.
El periodista Fulgencio Fernández rememora la que señala como la más impresionante de todas las historias de leoneses que se comenzaron a escribir el 18 de julio de 1.936, la de Eufemiano Díez González, conocido popularmente como el "topo" de La Mata de Curueño, que pasó diez años enterrado vivo en la casa familiar (de 1937 a 1947), debajo de la tierra, en la corte de las ovejas, en una fosa excavada en el suelo, de dos metros de largo, menos de un metro de profundidad y ochenta centímetros de ancho, cubierta por un tablero y los excrementos de las ovejas que esparcía su padre y de donde salía de noche, cuando no acechaba la guardia civil o algunos vecinos. Su peripecia le convirtió en uno de los topos que más tiempo pasó escondido y así es reconocido en diversos estudios sobre la guerra civil y en la novela "El río del olvido", del escritor leonés Julio Llamazares.
Aunque en el reportaje se comenta que al contar su vida siempre añadía -"mejor me había pegado un tiro"-, supongo que se refería al calvario que sufrió durante esos diez años; luego prosiguió su vida como labrador en La Mata, casándose en 1956 con Alberta Getino, de Pardesivil y no tuvieron hijos. Había nacido el 24 de mayo de 1912 en La Mata y falleció en la madrugada del 4 de enero de 1984 en el Hospital de León.
¡Cómo le queríamos mi hermano y yo!. En los largos veranos infantiles nos enseñó, junto a "güelito" Ramiro, mil y unas cosas. Recuerdo tirándonos a su cuello cuando volvía a casa después de una larga jornada de siega, o aquellas bellas historias que nos contaba sentados en el escaño, o como jugabamos con el Terrible o el Navarro, los perros fieles, o aquellas peleas con el garrafón en la bodega para exprimir la ultima gota, o el riquísimo "ponche gallego" que nos preparaba, o la "cuelga" que año tras año nos encontrábamos detrás de la puerta del comedor cuando llegabamos a La Mata para pasar los veranos, o el baile alrededor del vaso por las noches, o aquél ¡Asturias, patría querida!
Tio Femiano -a la derecha- junto a mi padre Marcelino, su esposa Alberta, mi hermano Carlos y el Navarro, en 1971, a la puerta de la casa familiar de La Mata. ¿Yo?. Detrás del objetivo de la Werlisa Color.
En las fiestas de La Mata, en 1982, con tia Alberta y mi madre Aurora
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