28 de mayo de 2025

Obituario. Carmina

   Ha fallecido Carmina. Aunque no nació en La Mata de Curueño sino en Grado (Asturias), fue pionera y desde pequeña pasó grandes temporadas en su pueblo, primero con sus abuelos y luego con su esposo Bernardino y sus hijas Gemma y Teresa y nietos, a los que inculcó el amor por La Mata. Quizás una de las personas más elegante, no solo en la vestimenta, sino también en la actitud, en la postura o en la nobleza; siempre con su cámara fotográfica haciendo mil fotos que regalaba generosamente, tenía el mayor archivo de imágenes de La Mata; un ejemplo, esta foto del antiguo puente de Los Escabales. 

   Paz para Carmina, que llevaba tan en su corazón nuestro pueblo. Sus restos reposarán en el cementerio de La Mata. Nuestro abrazo a sus hijas Gemma y Teresa; yernos Paco y Luís, nietos Fran, Ernesto e Irene, y demás familia. D.E.P. 

1958. Carmina y Bernardino en el puente de Los Escabales, sobre el río Curueño 

    En el año 2017 Carmina recibió el homenaje de su pueblo, al cumplir 80 años. Recordamos:

María del Carmen, nuestra Carmina, nació el 12 de febrero en Grado, Asturias, en la familia formada por Teresa González, natural de La Mata de Grado y Conrado Robles, de La Mata de Curueño. Durante su infancia y juventud estudio en el Colegio del Sagrado Corazón, cercano a su casa, donde destacó en el deporte y en los juegos escolares. Además ayudó, junto a sus hermanos Joaquín y Vely, en los negocios familiares.

Carmina ha pasado casi todos los veranos de su vida en La Mata, primero con sus abuelos paternos, y después con su propia familia. Al casarse en 1958 con nuestro admirado y recordado Bernardino Miranda se fue a vivir a Oviedo, donde nacieron sus hijas Gemma y Teresa y sus tres nietos.

                       
Carmina, primera por la derecha, junto a otros homenajeados

Trabajó durante años como educadora puericultora en la guardería Pinocho. Le encantan los niños y sus nietos Fran, Ernesto e Irene le acompañaban por los veranos en la casa familiar de la plaza Las Nogales, donde ha construido un verdadero rincón de vida, con la dedicación a las plantas de su patio y a las labores de ganchillo y vainica. Desde la jubilación de Bernardino, el matrimonio ha pasado largas temporada entre nosotros y, en su viudez, Carmina ha continuado ofreciendo a los vecinos su agradable compañía, su excelente conversación y la preocupación constante por la mejoría de todos. Además, por medio de su cámara fotográfica, ha plasmado, durante años, cantidad de rostros de vecinos y amigos, de paisajes callejeros y de la ribera, regalándolos generosamente a los protagonistas y al Boletín. Gracias Carmina.




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