Estamos escribiendo el segundo tomo del libro sobre La Mata de Curueño. El ayer del siglo XX, con los quehaceres diarios de nuestros mayores. Necesitamos fotografías, que seguro en estas fiestas familiares, podemos encontrar en nuestras casas. Os animamos a que nos las enviéis y os dejamos estas dos imágenes:
23 de diciembre de 2017
22 de diciembre de 2017
21 de diciembre de 2017
Suerte...y salud
67.476 es el número de loteria que jugamos en La Mata de Curueño en el sorteo de Navidad 2017. . Sino hay suerte, que haya salud!
14 de diciembre de 2017
Cantábrico en los Goya - Locución de Luis Ignacio González
La Academia de Cine ha anunciado las nominaciones a los 32º Premios Goya, cuya gala se celebrará el próximo sábado 3 de febrero de 2018 y estará presentada por Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, que relevarán a Dani Rovira al frente de la noche más importante para el cine español.
La huella matense de estas nominaciones la pone 'Cantábrico', que opta al Goya a 'mejor documental', con la locución de Luis Ignacio González. El documental, que llegó a las salas de cine en el pasado mes de abril, fue rodado en Los Ancares, El Bierzo, Alto Sil, Parque Nacional y Parque Regional de Picos de Europa y Montaña Palentina.
13 de diciembre de 2017
Actividades en Barrillos
Nuestros vecinos de Barrillos de Curueño tienen prevista una interesante
programación navideña 2017. ¡Enhorabuena!
12 de diciembre de 2017
Nieve en La Mata
Una nevadina cayó en La Mata la pasada noche. En las calles aguantó menos la nieve
Los caminos del pueblo presentaban este aspecto. ¡Gracias Miguel y Jesús!
11 de diciembre de 2017
Restaurante Las Colineras en la tele
4 de diciembre de 2017
El río helado del paraiso
Excelente reportaje sobre el río Curueño nos ofrece Susana Vergara Pedreira en Diario de León. Pero un paraíso donde va habiendo más despoblamiento, duro paraíso es.
Baja frío, casi helado, surcando un territorio antiguo de hombres e historia. Cruza viejos puentes, riega pastos, da vida a bosques, abre desfiladeros y luego se remansa buscando el mar tierra adentro, donde el Duero no se llama aún ni Porma y el paisaje describe historias de belleza y olvido. Treinta y tres pueblos a su vera. Decenas de rutas por las que surcar cuando el frío se anuncia en las cumbres, el cielo es azul y sopla el viento del Norte. Es el Curueño, el río helado del paraíso.
Se precipita desde el Puerto de Vegarada por un territorio de lucha, conquista y olvido. Nace ya frío, a 1.560 metros sobre el nivel del mar, hasta su encuentro con el Porma, que es objeto de desacuerdo histórico entre tres pueblos: Ambasaguas, que se lleva el triunfo del nombre, Barrio de Nuestra Señora y Devesa de Curueño.
Un puñado de kilómetros surcando un territorio en el que hay vida desde el Mesolítico, el lugar que eligieron los primeros europeos para asentarse en las cuevas que ha abierto el río desde hace milenios. Siguiendo su curso trazaron los romanos la vía de conquista, La Calzada la llaman, con mayúsculas, la misma que siguieron soldados romanos y rebeldes, guiaron después los pasos de pastores, arrieros y tratantes. Para ir, y para huir.
Pero la historia comienza aguas arriba, en el Puerto de Vegarada, en los neveros, donde nace este río entre tierras. Un regato entre praderíos de alta montaña y un espectacular paisaje. Aunque toma su nombre un poco más abajo, en Redipuertas, donde el río Pinos se une al reguero de la Carva y se convierte en un cauce silvestre que se despeña por el desfiladero de Los Infiernos, se une al río Faro y se precipita en la cascada del Saltón, se abre paso en las Hoces de Valdeteja y se remansa en paz antes de fundir su nombre para siempre en un afluente del Duero.
Si el viajero sigue la ruta del río, encontrará la huella de Roma hecha piedra, en calzadas y puentes, transitables aún hoy como lo hizo el general romano y sus legiones. Es la ruta de los Puentes Históricos de Valdelugueros, para la que no hay tiempo ni época del año, pues da igual que se cubran de nieve, se tornen de mil grises en otoño, verdeen en primavera y sofoquen el calor del estío.
Montes, gargantas y pasos en este territorio que mira al cielo desde sus cumbres de más de 2.000 metros, las de Lugueros, Canseco o la Collada de Redilluera, que guía otra ruta. Si hay nieve, Vegarada es el destino. O San Isidro a través de Riopinos, donde la estación se vuelve menos tumultuosa y el esquí es en familia. A pie se puede hacer la Travesía de Arintero a Valdehuesa. Y andando se ha de pisar la maravilla de sus bosques, que son de hayas en Tejedo, de robles en Sopeña, en cordal hasta Ambasaguas, de encinas y melojos.
Es tierra de agua esta, en las lagunas glaciares de Vegarada, en las cascadas del Saltón y el Ángel en Redipuertas o en la aventura del Río de Faro. Agua que tiñe de azul la belleza de la Cueva de Llamazares, o la de Dos Hermanos, donde aparecieron los restos de los hombres del mesolítico, morenos de ojos verdes de La Braña-Arintero. Agua que se vuelve luz verde en los pastos y en sus flores, algunas únicas, a simple vista, orquídeas divinas que se vuelven maravilla, agua que es vida para las truchas o los desmanes, sapos, ranas y tritones, que da de beber a zorros, perdices y urogallos, a tejones, ciervos y ardillas, que permite sobrevivir al lobo y al gato montés, que deja crecer la seta de San Jorge y las amanitas.
Es río de culto y cultura, donde tejió el románico su belleza pionera, en Ambasaguas, en Barrio de Nuestra Señora, en Barrillos de Curueño y Santa Colomba, que tienen ruta. Tierra de arte en el plato, de carne y setas, de pollo de corral y sopa de truchas, de lechazo, embutido y cocido montañés.
Territorio sin tiempo, que no hay estación que no invite a disfrutarlo. Ahora que acecha el invierno y se adivina el calor del hogar después de una jornada en este lugar que fue Roma y Arbolio, historia y olvido.
En la tierra del río Curueño. La huella del Paraíso.
En la tierra del río Curueño. La huella del Paraíso.