24 de septiembre de 2017

Ibán ‘El Guerrerín’ de Barrillos. Si lo dejó Contador...

Fulgencio Fernández, en La Nueva Crónica escribe sobre Ibán Sánchez, "El Guerrerín" de Barrillos:

El excelente luchador de Barrillos se irá, a los 36 años,  después de ganar siete ligas y pide para el futuro más unión y que se aborden cambios que la lucha está pidiendo
Lo anunció nada más ganar su séptima Liga: «Me voy a final de temporada, aunque me cuesta mucho dejarlo, es una pasión, pero...». Y a ese «pero» le pone El Guerrerín de Barrillos muchas explicaciones: «Ya tengo 36 años y las rodillas sufren mucho; me tengo que dosificar porque ya no aguanto toda la liga...», temas deportivos a los que suma otros relacionados con el mundo del deporte —«la gente ya quiere ver ganar a los jóvenes, como me ocurrió a mí cuando empezaba»— y otros del momento actual que vive la lucha leonesa. «No es nada agradable este mal ambiente, te desanimas, para mí han sido duros estos meses porque creo que en lo que hay que pensar es en la lucha y en la gente».
Alude a la gente porque sabe que han bajado mucho los espectadores, «que hay mucha gente mayor a la que no ‘sustituye’ otra más joven cuando dejan de ir a los corros» y cree que algo hay que hacer, incluso apunta temas que le parecen fundamentales. «Hay que lograr que haya más igualdad, que no se sepa quién va a ganar los corros, y para ello es fundamental modificar los pesos y las categorías, hacerlos en base a la igualdad pues ahí están las fichas y nos conocemos todos. No puede haber 5 en una categoría y 19 en otra». Y lo resume todo en una reflexión: «La lucha es un producto y hay que venderlo, hay que hacerlo más atractivo para los aficionados, ellos son los primeros».
Reflexiones nacidas de muchos años viendo lo que ocurre, desde que siendo un niño su tío Mariano El Guerrero le enseñó los primeros secretos; le llevó al Club de Mansilla con los hermanos Getino. «Si hubiera Liga de Invierno igual me agarraba por ayudar al Club pues le tengo cariño a esa competición ya que yo me inicié en ella y es muy buena para hacer grupo, sentirte como miembro de un equipo. Pero...».
No se le ha olvidado aquel primer corro que ganó, en 2002. «Era aquel que hacía El Corte Inglés en la terraza, el último del año. Le gané la final a Iván ‘El Menudín, qué pena que lo dejara tan joven pues era buenísimo. Recuerdo que ya estaban hechos los carteles del Campeón de Campeones y me tuvieron que pegar pues no había ganado ningún corro antes, me hizo mucha ilusión»; pero también se la hizo la Liga «pues cuando pasa el tiempo ye das cuenta de que no es tan fácil ganar y cuando ves que esto se acaba lo valoras más que cuando empezabas».
Reflexiones de un gran tipo al que habría que escuchar y valorar pues siempre está dispuesto a sumar, curtido en mil batallas y siete ligas.

Test
- ¿El rival más complicado? - Varios, han sido muchos años. Desde Iván ‘El Menudín’, Félix, Santi, Javi Oblanca (el más constante)... pero destacaría a Víctor Llamazares
- ¿El corro que más ilusión te hizo? - Diría tres. El primero que gané; el que me dio la primera Liga o el que gané en Boñar que me dio la Liga ante Víctor, creo que en 2011.
- ¿El mayor disgusto? - Las lesiones. Las que duran y las que llegan cuando te estás jugando cosas importantes.
- ¿El mejor luchador al que te has medido? - Héctor y/o Clemente.
- ¿El mejor luchador que has visto?  - Héctor y/o Clemente.
- ¿Un maestro en el corro? - Héctor 
- ¿Un maestro fuera del corro? - José Antonio Robles, El Elegante.
- ¿De que estás más orgulloso? - De lo que me ha dado la lucha: amigos, gente que se conoce, derrotas en las que se aprende más que en las victorias.
- ¿Un nombre?  - Mi tío Mariano. Sin él no podría haber disfrutado de estos 19 años que me dio la lucha, sin las horas que entrenó conmigo nada hubiera sido posible y habría sido una pena.
Batalla y guerra para El Guerrerín de Barrillos. Tampoco hizo ni un gesto más allá de que lo levantara su rival. Nadie le mandó quedarse en el centro para recibir el homenaje que merece, como no se le hizo a Tomas y Caberín antes o a Moisés pocos minutos después. 

Y no era tontería lo que acababa de lograr Ibán Sánchez, El Guerrerín, natural de Barrillos, 36 años, nieto de Mariano, el luchador y de Fleta, el paisano; sobrino de El Guerrero, incluso su padre Marco se agarró al cinto: era la séptima Liga, en ligeros. Ya habita en el selecto club de los que han hecho historia en la lucha leonesa.
- ¿Y ahora?
- Ahora para el fisio, que estoy muerto, y después habrá que tomar unas cervezas para celebrarlo.
- ¿Te ha hecho ilusión, porque no has esbozado ni una sonrisa?
- Mucha. Créeme, mucha, por circunstancias personales, porque ya fue una Liga muy medida, en la que me tuve que dosificar para llegar al final... y porque ya es la última.
- No puede ser.
- Tiene que ser. Lo explica bien mi padre: «Si lo dejó Contador... ¿porqué no lo puedes dejar tú».

Le duele. Lleva la lucha en la sangre. Vive con ella desde que siendo casi un niño se debatía en su casa si la raza le venía de un abuelo u otro; desde que ganó su primera Liga, desde los años en blanco de títulos más volcado en los estudios para saber volver... Desde las mil lecciones de paisano que ha sabido dar este luchador que jamás ha tenido un mal gesto y cuando lo amagó –el año pasado en lo de apretar el cinto con El Míster– lo primero que dijo al corro siguiente fue «me equivoqué, cada uno lucha con sus armas».

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