28 de mayo de 2014

Siglo XVIII en La Mata de Curueño

En el siglo XVIII se realizan unos catastros preestadísticos de tipo moderno, el de Ensenada (1.752) y de de Floridablanca (1.787)
Desde 1.749 se realizó, en los 15.000 lugares con que contaba la Corona de Castilla (entre los que no se cuentan los de las provincias vascas, por estar exentas de impuestos), una minuciosa averiguación a gran escala de sus habitantes, propiedades territoriales, edificios, ganados, oficios, rentas, incluyendo los censos; incluso de las características geográficas de cada población. Fue ordenada por el rey Fernando VI a propuesta de su ministro el Marqués de la Ensenada y recibe hoy el nombre de Catastro de Ensenada. El Censo de Floridablanca fue un documento censal elaborado en España bajo la dirección del conde del mismo nombre, ministro de Carlos III. Se elaboró sobre la base de los cuestionarios enviados a los intendentes de las distintas provincias y demarcaciones del reino a quienes se les requería para fijar cada una de las poblaciones de su zona. El censo fue publicado por la Real Imprenta de Madrid en 1.787, para ser posteriormente ampliado en 1.789. El censo arrojó una cifra de 10.268.110 habitantes en todo el país.

Durante casi 200 años, entre 1.670 y 1.848 existió una notaría en Vegas del Condado, por ser villa de la Jurisdicción del Condado del Porma y Concejo del Valle del Curueño. Otra notaría había entonces en la villa de Boñar y otra en Vegaquemada para aquel valle, y las de León para la Hermandad de la Sobarriba. En el Archivo Histórico Provincial de León se encuentran los protocolos de la notaría de Vegas del Condado. Entre ellos nos interesa, con fecha de 28 de junio de 1723, la Ordenanza de Pardesivil del Valle del Curueño.
Las Ordenanzas son los documentos que sustituyen a los Fueros y regulan todos los aspectos de la vida de los pueblos y de los municipios, más detalladamente. Las Ordenanzas de Pardesivil están desarrolladas a lo largo de 77 capítulos y ofrecen un recordatorio de las costumbres, obligaciones y derechos similares a las de los habitantes de La Mata en aquellas fechas. Todos los pueblos tuvieron sus Ordenanzas, verdadero código de funcionamiento civil, pero solo unas pocas Ordenanzas han llegado a nuestros días.
Es importante la referencia que la mayoría de las normas hace a la sanción o "pena" correspondiente por su incumplimiento o negligencia. Generalmente consistían en la entrega al Concejo del pueblo de una cantidad de vino para beber en las reuniones o entrega de cera para la iglesia.
Las medidas de capacidad eran el cuartillo de azumbre que equivalía a medio litro, la azumbre o 2 litros, el barril igual a 2 azumbres o 4 litros y la cántara, que equivalía a 8 azumbres o 16 litros. Entre las unidades de peso se utilizaba la libra, equivalente a 450 g (casi medio kilo) o 16 onzas; y de longitud la legua que era igual a 5,5 km.
Aún hoy continua la costumbre de que el presidente de la Junta vecinal convoque concejo, como reunión de vecinos para tener conocimiento de asuntos y adoptar acuerdos.

De 1.759 existe un manuscrito realizado en tinta sobre papel, que tiene unas medidas de 580 x 345 y se conserva en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Este tipo de mapas se realizaba a "vista de ojos". El dibujante viajaba por la comarca y señalaba poblados, elementos orográficos, lindes y mojones que le indicaban los lugareños. Se hizo sin escalas, por lo que el número y tamaño de las casas dibujadas no permite diferenciar la importancia de los pueblos en aquella época.
Documento de 1.759
Al parecer fue realizado como prueba en el litigio que tenían pueblos como Otero, Ranedo, La Bezilla y Campo Hermoso con los de La Cándana, Sopeña, Perdesebil, Llamera, Bega quemada y Candanedo sobre la jurisdicción y aprovechamiento de los términos y montes de Carabedo, Valdeprados, Juicios, Llama de Bega, Collezillo, Valdefueios, Bustifel, etc.
En el mapa se puede observar, cercanos a La Mata, la ermita de San Tirso y otra próxima, ubicada en el valle de San Juan, así como el molino de Pardesivil y por el monte de La Mata aparecen señalados como 8. Mojón "Respondión", 9. Mojón "Sendero de la Vega", 10. Mojón "Loma del Val de Rozas", 11. Mojón "Canto Piñuelo", 12. Mojón "Fuente Truébano", 13. Mojón "Mata Alta", 14. Mojón "Enzina de Carrazedo", asi como los de "Alta Quemada" y "Alta Bedolanza".
En el siglo XVIII encontramos a La Mata de Curueño con la categoría de Lugar de Señorío de la Excelentísima Casa y Estado de Toral; los Condes de Toral eran los señores del valle del Curueño. Como tal lugar de Señorío tenía que pagar su vasallaje a dicha Casa y Estado de Toral y también tributaba sus diezmos y primicias a la Iglesia Católica y su "voto" en honor del Apóstol Santiago.
Los puntos fundamentales del casco urbano fueron tres; de su localización y hegemonía hablan hasta las mismas piedras.
1. Según la tradición, el “Barrio Arriba” se aglutinó alrededor de la casa habitada por Maruja y Antonino y a su lado se situaban los edificios que servían de paneras, almacenes de lino y establos. Alrededor de este núcleo, presidido por La Plazuela, se formó el espacio de pueblo conocido por "La Rinconada" y con extensión posterior a "Los Cantarales" y a "La Rodera".
2. Desde "La Rodera" hasta "la calleja del Mayoralgo", en el tramo más abundante en agua, se asentaron varios colonos; pero en un principio se debió de tratar de un lugar solitario ocupado por huertas y presidido por un alto torreón conservado casi en su integridad en la actualidad y que sirvió de cárcel en los tiempos del feudalismo; nos referimos al llamado popularmente "Palomar de Valerio". Sus puertas, baja y a media pared, en arco y piedra labrada, hablan por sí solas de su ancestral y recio abolengo.
3. La base principal del denominado "Barrio Abajo" fue la casa de Adela Bayón; los materiales nobles de sus puertas y ventanas, lo mismo que los de las puertas grandes del corral de Sofía Bayón, hablan de una mansión antigua e importante, aunque la construcción actual puede fijarse muy bien en el siglo XVIII por el estilo neoclásico del portal, que es sin duda alguna uno de los restos antiguos del pueblo mejor conservado y de más valor.
Parte del plano que reproduce la Rinconada, De la guía dibujada de La Mata 
de Curueño, elaborada por Ángeles Paredes y Javier Moreno

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