4 de octubre de 2008

La vieja trilla

Loable iniciativa ha llevado a cabo este verano el cazurro ilustrado (Miguel Ángel González Castañón) en el vecino pueblo de Valdeteja, recordando la trilla tradicional de nuestros antepasados, una trilla ya tan lejana y, a la vez, tan cercana en nuestros recuerdos. Esto nos cuenta en su blog:


"En marzo sembré una tierra de cebada y en mayo otra de garbanzos, haciendo caso al dicho de mi abuelo Artemio (que en paz descansa) el cual decía que “el que tenga hacienda que la atienda y si no, que la venda”. Entre diversos avatares ambientales: las lluvias, las pisadas y pacidas de animales “balduendos” y un cuidadoso escave para quitar los cardos borriqueros y los cenizos, fueron creciendo y está ahora la mies casi dispuesta para la siega y los garbanzos ya próximos a arrancarse. Ante la presencia de algunas espigas y pies verdes me recordaba Isaías, mi suegro, que “sembrar ralo y segar verde al agricultor no le pierde”. Dejaré que maduren unos días más, mientras recorro tierras aragonesas, alcarreñas y pirenaicas, y la vuelta trillaré la cosecha por el método casi tradicional. Digo “casi” porque la adversa fortuna ha decidido dejarme sin la pareja de vacas que antes uncía para estos menesteres; una de ellas, no se sabe si por excesivo vicio o por cambios hormonales o por ambas cosas, no solo no quedaba preñada, sino que además comenzó a mostrar comportamientos de toro bravío y no tuve mas remedio que venderla. Así que, como “por una yegua coja no se va a parar la trilla”, sustituiré la tracción vacuna por la segadora, a la que engancharé el trillo para separar la paja del grano. Ayer realicé un ensayo general que sirvió también para preparar la era. Todo transcurrió según lo previsto y está la era como una patena dispuesta a recibir las gavillas y a soportar las vueltas y más vueltas del trillo sobre ellas.Así pues, es altamente probable que sobre el diez de agosto, San Lorenzo esté en la parrilla y este labrador en la trilla".

"Sustituimos la hoz por la guadaña con armante y segamos la tierra sembrada de cebada. El armante facilita que todas las espigas queden hacia un mismo lado en el marallo. Hicimos gavillas para que fuera más cómoda y eficaz su carga en el remolque y con el gavillero las colocamos de tal manera que no se perdiera ni una sola espiga en el transporte. Descargamos la mies en la era. Cambiamos la tracción animal por la tracción mecánica para arrastrar el trillo sobre la paja y el grano y, vuelta tras vuelta, los granos quedaron libres en la era. Con los baleos de abedul barrimos cada grano haciendo un montón en el medio de la era. Desempolvamos la vieja espojadora y la colocamos al lado de la parva, a favor del viento que ayudaba al generado por las aspas movidas con la manivela. Sin prisa y sin pausa separamos en grano de la paja. Con la hemina lo metimos en sacos. Un total de diez heminas de cebada que comerán las gallinas en los oscuros días del invierno. El próximo fin de semana les tocará a los garbanzos que ya están esperando ( y secándose) en la era".

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